Muchas veces pensamos que a nosotros no nos va a pasar, que a otros les pasará, siempre vemos la noticia desde lejos y cuando nos pasa, nos damos cuenta que podríamos haber tomado medidas para prevenir. Así es nuestra forma de pensar en muchos aspectos. No tenemos la conciencia formada para prevenir o el hábito adquirido. Si fuera así, no existirían los robos. Ya que existe el bien, también existe el mal, por lo tanto no nos queda otra posibilidad que «prevenir».
Mucho se habla de los robos en domicilios, dando consejos a seguir para evitar que entren en nuestras viviendas, sobre todo cuando se aproximan épocas vacacionales que muchos de nosotros dejamos nuestra vivienda habitual durante un tiempo para dirigirnos a otras viviendas de que disponemos o para realizar un viaje.
La instalación de sistemas de alarma se ha ido generalizando en los últimos años como un elemento imprescindible en determinados tipos de vivienda, como chalés, adosados, unifamiliares, principalmente por sus características de planta a pie de calle, ubicación en despoblado, grandes extensiones de parcela a su alrededor, pero también los pisos están dotándose de estos sistemas.
Por otro lado, las comunidades de vecinos ya sean en bloques o urbanizaciones privadas también se están dotando de sistemas de video vigilancia como modo de prevenir la intrusión de personas ajenas a las comunidades con fines ilícitos o vandálicos, así como para en caso de que se lleguen a producir éstos, poder disponer de imágenes que permitan identificar a los responsables de los hechos.
Pero aun así, se siguen produciendo robos en domicilios, unas veces ante la gran facilidad que proporcionamos para que puedan entrar, debido a ese pensamiento de muchas personas de “no tengo nada de valor” o “que se van a llevar”, y otras a pesar de ser cuidadosas con la seguridad de nuestro hogar, pero ante un motín generoso existen bandas que no se detienen ante nada.
Pero primeramente debemos de tener en cuenta que cuando entran en nuestra vivienda, independientemente de aquello de valor económico que se puedan llevar, están entrando en la esfera de nuestra intimidad , donde vulneran algo que ya no puede valorarse económicamente , nuestro circulo mas personal , a lo que sí añadimos que la intrusión se realiza encontrándonos dentro con nuestra familia, aunque no hayamos sido conscientes de los hechos hasta una vez perpetrados, la sensación de ansiedad para volver a la vivienda después, puede causarnos un estrés constante que no nos permita volver a vivir tranquilamente en nuestra casa.
Si en el robo además de estar dentro nosotros, hemos sido agredidos, ni que decir que las consecuencias serán mucho más traumáticas.
Cuando pensamos en el “ladrón tipo“ nos viene a la mente el típico con pasamontañas negro que entra por una ventana y se lleva las joyas de la casa, pero, aunque el fin de un delincuente cuando entra en una vivienda a robar es un fin lucrativo debemos distinguir:
No existe fórmula mágica para evitar que entren en nuestras casas, la seguridad 100 por 100 no existe, pero si podemos reducir las probabilidades de que intenten vulnerar nuestros domicilios, también dependerá de nuestro presupuesto, aunque también es cierto que muchas veces somo reacios a invertir en seguridad pensando que “si quieren entrar van a entrar”.
Con todo ello y sin tener que desembolsar dinero, podemos empezar para evitar la visita de los amigos de los ajeno, en lo siguiente:
Al final todo suma.
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