El contrabando en Algeciras es una realidad, que aunque perjudica a la sociedad, la propia zona lo mantiene. El dinero fácil siempre ha sido atractivo en todos los tiempos y seguramente lo seguirá siendo mientras el ser humano se rija por los principios que se fomentan en las sociedades de todo el mundo. Esto, que en principio y como un deseo personal no debería ser ningún perjuicio; supone en la mayoría de los casos en tener que trasgredir la fina línea entre lo que es legal e ilegal.
La problemática que desde hace tiempo se vive en el campo de Gibraltar con el tráfico de hachís procedente del país vecino de Marruecos, uno de los mayores productores de esta sustancia, supone la unión de dos factores; Jóvenes sin estudios y sin trabajo y la opción de conseguir dinero fácil colaborando en las tareas para introducir de la mercancía en la península.
El consumo de hachís y el contrabando en Algeciras sigue aumentando de forma imparable. Cada vez esta sustancia es más vista como una droga “blanda”, “suave” e “inofensiva”. Pero nada mas lejos de la realidad. Y a esta se suman otras como la cocaína, cuyo consumo sigue igualmente en alza.
Pero centrándonos en otra parte del problema; el que supone la organización de mafias, el reclutamiento de jóvenes para sus fines; la degradación social de las zonas donde actúan, etc. La impotencia de los cuerpos policiales para luchar contra estas organizaciones por falta de efectivos ha llevado a poblaciones de la zona de campo de Gibraltar a una situación límite con Algeciras y La Línea de la Concepción, entre otras. Las cuales están viviendo lo que en Galicia también vivieron en la época de Sito Miñanco; cuando el tabaco de contrabando dejo paso a la cocaína.
La zona del estrecho es un lugar ideal para la entrada de hachís procedente de Marruecos hacia Europa. Por su proximidad a través del mar realizando ese tramo con embarcaciones de gran potencia en escaso tiempo. Descargando la mercancía en las costas gaditanas, sumándose también en los últimos tiempos los carteles de la cocaína que también están utilizando esta vía para introducir la sustancia al viejo continente.
La situación social de Algeciras y otras poblaciones próximas se puede describir como; de alto porcentaje de desempleo general y con más incidencia en la población juvenil debido a la falta de oportunidades laborales. Por un lado, acompañado del abandono de los estudios a una temprana edad; lo que supone el caldo de cultivo ideal para reclutar jóvenes por parte de las organizaciones de traficantes, que pagan jugosos sueldos por las colaboraciones.
Sueldos que no llegaran a cobrar en los puestos de trabajo a los que puedan optar. Además suponen muy pocas horas de “trabajo”, por lo que es el pez que se muerde la cola. Porque estos chicos cuando han ganado en una noche lo que podrían ganar en un mes trabajando en una actividad legal, prefieren este tipo de colaboraciones que les reportan jugosos beneficios.
Pero no solo de jóvenes trata la problemática. Sino de toda la sociedad en general. El dinero lo compra todo y esto puede llegar a conseguir que, hasta esta actividad, ilícita, este bien vista por el hecho de generar dinero para una economía maltrecha. Así, unos colaborando con estas organizaciones y otros mirando para otro lado; sin cuestionarse de donde procede el dinero que entra en sus negocios.
En la Galicia de Sito Miñanco las mafias de narcotraficantes se introdujeron en todas las instituciones. Políticos, policías, abogados. Todos estaban manchados por dinero sucio procedente del contrabando. Resultando tarea difícil poner coto a estas bandas. En el estrecho todavía no se ha llegado a los niveles de lo que sucedió en Galicia. Ante el contrabando en Algeciras las instituciones siguen haciendo su trabajo. Pero no disponen de los medios suficientes para hacer frente a estas organizaciones cada vez mas profesionalizadas. Y con medios mas avanzados que hacen que estas vayan por detrás.
Por tanto, contra el contrabando en Algeciras las soluciones pasan por dotar de efectivos y medios de todas las administraciones que luchan con el tráfico de sustancias. Fuerzas y cuerpos de seguridad, juzgados, aduanas etc., de modo que puedan hacer su trabajo con efectividad. Que no se dé la sensación de impunidad que parecen tener este tipo de bandas; descargando paquetes de hachís en plena luz del día en playas abarrotadas de turistas.
Pero también deben implicarse otras instituciones en la búsqueda de soluciones; para evitar que los jóvenes vean en el tráfico de sustancias un medio de vida ideal con el que ganar dinero fácil y conseguir llevar un alto nivel de vida. Instituciones educativas para cortar el fracaso escolar, de empleo, para la búsqueda y colocación de jóvenes en el mercado laboral. Gubernativas para desarrollar inversiones que transformen el tejido y la actividad empresarial de la zona, etc.
Una tarea compleja pero que si no se lleva a cabo las consecuencias serán nefastas.
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