Un tema muy importante el que trataremos en esta entrada, ya que nadie está libre de la posibilidad de un incendio en el hogar. Es fundamental que se converse en familia sobre este tema, ya que generalmente pensamos que a nosotros no nos va a pasar. Siempre es mejor estar preparado y todo comienza con la interiorización sobre el tema, conocer las posibles causas de incendio, cómo prevenir y cómo actuar en el caso de producirse un siniestro.
Incendios en los hogares ocurren a lo largo de todo el año, fuegos encendidos en la cocina, cortocircuitos eléctricos, cigarrillos mal apagados y otras imprudencias dan lugar a un conato de incendios que de no detectarse a tiempo y sofocarse se extienden con gran facilidad causando graves daños, tanto materiales como personales.
Cuando llega el invierno y con él las bajas temperaturas, a los riesgos comentados se suman otros relacionados con los medios que se utilizan para combatir el frío, braseros, estufas, calefactores y chimeneas entre otros, que cuando funcionan con electricidad pueden provocar cortocircuitos o sobrecarga en los enchufes y cuando solo dependen del combustible del que se alimentan pueden hacer prender cualquier objeto próximo y dar comienzo a un fuego.
Según las estadísticas, la mayoría de las víctimas son personas mayores a las cuales el fuego les pilla por sorpresa sin darles tiempo a reaccionar, bien durante la noche cuando duermen o durante el día, pero que debido al deterioro de sus facultades físicas no les permite reaccionar con la celeridad necesaria.
La denominada pobreza energética debe ser considerada como un factor de riesgo para que sucedan este tipo de incendios ya que al no disponer de otros medios más seguros para combatir el frio y que suponen también un mayor coste de instalación y de mantenimiento, recurren a otros más asequibles y económicos de mantener, pero que al hacer un uso excesivo de éstos provocan que las instalaciones eléctricas, que muchas veces también pueden estar anticuadas y sin medidas de seguridad, se sobrecarguen produciendo cortocircuitos o en el caso de braseros de ascuas o chimeneas pueden hacer prender cualquier objeto próximo mediante chispas.
Si se suma que los inquilinos de la casa se encuentren durmiendo o en otro habitáculo diferente a donde se origina el fuego, esto hace que cuando se percaten de lo sucedido sea demasiado tarde.
Si bien es cierto, que la normativa en materia de prevención de incendios ha ido ampliándose y mejorando, obligando a las nuevas construcciones que se van realizando a ir adaptándose a los nuevos requisitos (materiales ignífugos, puertas corta fuegos, dotación de extintores, detectores de incendio en zonas comunes, medidas de seguridad en las instalaciones eléctricas etc.) todavía siguen existiendo construcciones muy antiguas , sin mantenimiento alguno y que suelen estar habitadas en muchas ocasiones por personas en riesgo de exclusión debido a la pobreza.
Prevenir un incendio no es cuestión económica , si bien es cierto, que cuanto más invirtamos en prevención de incendios, mayores garantías tendremos de que no se produzca un fuego.
En muchas ocasiones, el problema principal de que se origine un fuego es la dejadez , la despreocupación , el desconocimiento y el exceso de confianza de que algo así no nos puede pasar a nosotros.
Para empezar, lo primero que se debe hacer, es concienciar a la sociedad para que tome medidas preventivas y realice un buen uso de las instalaciones eléctricas y en su caso de las chimeneas u otros aparatos cuyo combustible sea diferente de la electricidad.
En los casos de personas mayores u otros colectivos con especial riesgo, se deben realizar campañas e inspecciones en las épocas de mayor riesgo, a fin de evitar situaciones que puedan entrañar peligro.
El siguiente paso sería el de la formación , hoy día a través de las redes es muy fácil promocionar videos formativos y campañas donde se informe de los riesgos que se deben evitar , como el sobre uso de enchufes eléctricos , dejar puesto por la noche algún aparato eléctrico que puedan calentarse en exceso, estufas de gas cerca de objetos que puedan prenderse fuego, limpiar las chimeneas antes de su primer uso después de estar una temporada sin usarla, lo que puede provocar hollín en los conductos.
Desde una parte más técnica tendríamos la instalación de detectores de humo en las estancias de la vivienda, estos en caso de detectar fuego, emiten una alarma que al encontrase personas en la vivienda les puede avisar de un conato de incendio, lo que les permitiría apagarlo, avisar a los equipos de extinción y evacuar la vivienda con tiempo suficiente.
También existe la opción de que estos detectores se conecten a una central y ésta dé aviso a un centro operativo o a nuestro móvil, lo que es muy útil cuando no hay nadie en la vivienda.
El uso de extintores , los cuales están presentes en todo tipo de instalaciones , son sencillos de manejar, con los cuales se puede apagar un conato de incendio para que no se convierta en un incendio.
Y hasta aquí, lo que cualquiera puede hacer en materia de prevención de incendios sin que ello suponga una gran inversión económica, ni formativa, sino de concienciación y buen uso de los medios de los que dispongamos.
Todo empieza por nosotros.
Dentro de la formación profesional relacionada con este tema de incendios, podemos encontrar variados programas de estudio, pero hoy se destaca el curso de experto universitario en investigación de incendios de INISEG, ya que entrega herramientas nunca antes vista en un curso y que capacitan al profesional para llegar a un nivel superior en la materia.