La sociedad sigue avanzando a paso agigantados, se transforma continuamente sin pausa y además lo hace a una velocidad de vértigo, lo que hoy es válido mañana deja de serlo. Nada escapa a esta transformación ni siquiera, por supuesto, la delincuencia, que como parte integrante de la sociedad se va modificando con los tiempos.
Siempre han sido muy alarmantes los delitos de carácter violento contra las personas principalmente y también contra las cosas.
El robo a punta de navaja en las calles, el atraco de sucursales bancarias, alunizajes destrozando escaparates y puertas de los comercios, robos en viviendas en ausencia de sus propietarios, el robo de vehículos con el fin de trasladarse, para cometer un robo o bien para su venta fraudulenta, son una muestra de los actos delictivos que a los que más acostumbrados ha estado la población.
El delincuente tipo era el que buscaba un beneficio rápido y con poco riesgo, a sabiendas de una legislación garantista con los delincuentes, realizando el trabajo rápido y poniéndose a salvo rápidamente.
Pero como decíamos, todo cambia, y han aparecido unos actores que, con el mismo fin, de máximo beneficio, si desprecian el riesgo y la vida de las personas utilizando medios de extrema violencia para conseguir el objetivo deseado.
Del chorizo poco organizado y del día a día, pasamos a bandas perfectamente organizadas, procedentes de otros países con preparación paramilitar y que no escatiman en medios para perpetrar sus hechos analizando meticulosamente cualquier detalle para una operación exitosa.
Se mueven por el territorio nacional e internacional con extrema facilidad, lo que dificulta las investigaciones policiales para dar con ellos y proceder a su detención.
Pero no solo hablamos de conseguir un beneficio, sino de venganzas que hasta hace poco eran cosa de película, auténticos ajustes de cuentas entre bandas de narcotraficantes, mafias de prostitución o de blanqueo de capitales que no dudan en disparar en cualquier lugar, haya o no más personas, con total desprecio por la vida.
Dejando estos tipos delictivos transformados, también han surgido nuevos hechos punibles y que sin producir la misma alarma social que los comentados anteriormente ,si producen otro tipo de daños sin violentar a las personas o las cosas , pero con efectos nocivos para los perjudicados; nos referimos a los cometidos con o a través de nuevas tecnologías.
Ataques informáticos a empresas para sustraer información valiosa de sus bases de datos, bloqueo de los sistemas informáticos para crear el caos en el funcionamiento de una empresa o administración, saqueo de cuentas de una entidad financiera , uso fraudulento de tarjetas de crédito , estafas a través de internet solicitando pagos por servicios o productos que luego no existen , distribución de pornografía a través de las redes, son algunos ejemplos de lo que las nuevas tecnologías han traído consigo y que han supuesto nuevos retos para los equipos de investigación policiales como para que el poder judicial que ha tenido que ir realizando reformas en el código penal, pueda ahora dar cabida o ampliar los tipos delictivos existentes añadiendo los cometidos con las tecnologías.
Y es que si algo caracteriza estos nuevos delitos es el anonimato, siendo una ardua tarea conseguir la identificación de los ciberdelincuentes y su respectiva universalidad, ya que es posible cometer los hechos encontrándose a miles de kilómetros del objetivo , incluso en diferente territorio nacional, lo que supone otro obstáculo más para la policía, ya que identificado el autor de unos hechos cometidos en territorio español si éste lo ha realizado desde otro estado habrá que estar a lo dispuesto en los convenios internacionales de extradición de delincuentes , siempre que existan estos, claro está.
Del delincuente común, de desarraigo familiar, en exclusión social, consumidor de sustancias en muchas ocasiones, hemos pasado a un delincuente más sofisticado donde la apariencia dice poco, culto, formado, bien organizado y conocedor del funcionamiento penal, contratando en muchas ocasiones a expertos penalistas para su defensa, hacen un delincuente de “guante blanco” diferente hasta lo que ahora entendíamos por este calificativo.
Si algo podemos decir sobre esta ciberdelincuencia, o cibercrimen, es que no produce la misma alarma social que aquellos hechos delictivos donde se produce violencia en las personas o fuerza en las cosas.
Y a nivel policial , además de las patrullas policiales presentes en nuestras ciudades para la prevención y el servicio directo al ciudadano , es imprescindible contar con equipos policiales especializados para combatir los nuevos delitos cuyo trabajo se realiza más en la sombra , pero no por ello menos importante, así tenemos la UDEF , (Unidad de Delitos Económicos y Financieros de la Guardia Civil) que tantas portadas de prensa llevan dando en los últimos tiempos, aunque no es de los más recientes, siendo las unidades de delitos tecnológicos las que si han tenido que surgir para estas nuevas especialidades delictivas.